Sé que las alegrías de la vida dependen de ti y de aquellos de los que te rodeas. En esta sección no quiero minusvalorar el afecto que siento por mis familiares y amigos, pero es verdad que en nuestra soledad los que más te quieren no pueden hacerte compañía.
Valoro mucho los momentos de intimidad, de hablarme, de conocerme, sin embargo a veces pueden llegar a ser muy duros, porque no todo lo que concierne a uno mismo tiene que agradarte, sobre todo cuando los ánimos están a contracorriente y la positividad olvidada en el vaso medio lleno.
Cuando la soledad te sobreviene, bien porque la buscas, bien porque te encuentra, hay salvavidas que te mantiene a flote. Pequeños instantes en los que te sorprendes sonriendo sin aparentes motivos. Gracias a la era de la comunicación he podido darle a mi solaz los ingredientes que necesitaba, buen humor, y música que renace almas. Mi única forma de devolverles el favor es dejar que mis manos hagan lo que mejor saben hacer, y compartir a su vez, la magia de todos estos artistas que han tenido el maravilloso talento de hacerme feliz.
Gracias, artesanos de alegría.
ROZALEN
Las menos veces sintonizo Cadena Dial porque la mayoría de las canciones que allí enchufan poco tienen que ver con los artistas nacionales que a mí me gustan. Sin embargo un día, una canción asaltó mi radio, era diferente, hablaba del amor puro y trataba un tema tabú como sigue siendo el VIH. Me quedé con las ganas de saber quién era la cantante, ya que el locutor no dijo su nombre, y sólo retuve durante un tiempo el buen sabor de boca que te dejan los buenos bocados de música.
Una tarde pasado casi un año de aquello, me encontraba navegando entre las enfangadas mareas de Youtube en busca de sonidos nuevos, y de repente di con ella. La mujer que había compuesto la canción en interrogante. Y para mi gozo y disfrute, no sólo era la responsable de ese single, si no de una discografía tan rebosante de buen gusto y alegría, que no pude dejar de escucharla.
Os dejo aquí una de mis canciones preferidas, por su fuerza, y por lo bonito del mensaje.
Porque las hadas existen, y tú eres una de ellas. Gracias, Rozalen.
LIDIA GUEVARA
“De qué sirve sufrir y complicarse la vida, la pena llega sola hay que buscar la alegría…”
Si esta frase no resume todos los libros de autoayuda habidos y por haber, no sé qué otra lo podría hacer. Cuando ya hayas soltado todas las lágrimas y todavía la costumbre te haga tener ganas de seguir echando más, hazte el favor de escuchar esta canción.
Gracias Lidia Guevara por darme fuerzas cada vez que escucho estos acordes.