Opinión sobre el libro «The house in the cerulean sea» de TJ Klune.
Victoria Izquierdo
Hace unos meses me regalaron un libro de fantasía en inglés.
Todavía estoy en un punto con ese idioma en el que aunque las historias sean espectaculares, lo que más disfruto es de la conciencia (algo pretenciosa) de que puedo leer un libro escrito en una lengua que no es la mía.
Pero con The house in the cerulean sea fue diferente. Me enamoré de este cuento tan bien tratado, y solo lamenté que mi nivel de inglés no estuviera a la altura de algunos tramos de la novela.
Sabes que un libro te ha atrapado porque cuando llegas a esa última línea de punto final suicida, no consigues superarlo. Releés los párrafos que más te atrayeron, los momentos que te erizaron la piel. No puedes aceptar la despedida. Es una ruptura con preaviso, y aún así sientes que no quieres perder esa chispa que te ha cambiado por dentro.
Y lo más extraordinario de todo es que The house in the cerulean sea es una historia que deslumbra por su sencillez. Parece que no te va a contar nada nuevo, o más impresionante de lo que hayas leído con anterioridad. Hay magia, hay burocracia, hay luchas interiores que ponen al corazón del protagonista contra la espada y la pared. Es una narración clásica que se adapta paso por paso al viaje del héroe. ¡Pero cómo he disfrutado cada paso, cada trecho recorrido de la mano de su autor!
Sin desvelar nada de lo que acontece en la obra, quiero hacer hincapié en el mensaje que subyace en toda ella.
Es una oda a la integración, la aceptación de lo diferente. Esa rareza tratada como algo mágico que puede asustar a muchos, pero que a otros deleita. Lo triste es que el miedo tiene la voz más alta y por eso nos resuena más en nuestros oídos. Parece que hable por todas las voces, cuando solo lo emiten un par de gargantas. Este libro, como todos los que me suelen conmover, nos narra cómo los individuos pueden marcar la diferencia entre lo que está bien y lo que está mal. Como esa lucha, que en un principio puede ser solitaria, acaba avalada por otros tantos que comparten los mismos valores e ideales de justicia.
Durante toda la novela se habla de esa búsqueda del hogar, no como un lugar estanco e inamovible, sino el espacio, doquiera que sea, en el que puedas sentirte libre y pleno. Que la normalidad es un subterfugio para no atrevernos a ser quiénes realmente somos, especialmente si los que determinan la norma llevan el temor y el odio por bandera.
Ya que no es comprensible que el odio sea algo aceptable por la sociedad, mientras que lo “diferente” es perseguido. Lo anecdótico y lo raro deberían ser los discursos de odio y la diversidad debería erguirse como norma ya que no hay un ser que sea exactamente igual a otro.
Por eso, y porque la trama cuestiona directamente los estamentos establecidos, nuestro protagonista no podía ser otro que no fuese Linus. Un trabajador social dentro del Department in Charge of magical Youth (departamento a cargo de la juventud mágica), meticuloso y concienciado con cada uno de los niños/casos que atiende, y abiertamente gay.
Puede que este tipo de lecturas para todos públicos que se están publicando ahora mismo suelan tener protagonistas que no son los heteronormativos que consumía yo en mi niñez y adolescencia (perdonadme mi ignorancia en esta parte pero me he ido descolgando de esta audiencia). Sin embargo, lo que ha supuesto para mí encontrar un protagonista en una novela juvenil que sea homosexual y cuya historia de amor sea tan tierna y bien escrita que te estremeces con cada palabra, ha sido algo completamente único. Nunca antes lo había leído. Y si yo me he ilusionado con este detalle, que soy una chica blanca cis hetero, no me quiero ni imaginar lo que puede suponer para un@ joven adolescente que esté leyendo este libro sin apenas referentes gays dentro de sus cuentos. Puesto que poder identificarte con los protagonistas de las historias es una parte esencial dentro de la concepción de tu propia identidad personal.
En definitiva, The house of the cerulean sea es un libro que deja poso, cargado de humor y belleza.
Es sencillamente mágico.
